Las temperaturas que se registran en la zona son benignas y estables gracias al efecto de los vientos alisios, sobre todo en verano, y a la brisa refrescante del océano. Las lluvias se producen de forma irregular, aumentando en los puntos de mayor relieve - lluvia orográfica -. La máxima pluviométrica se da en los meses de noviembre, diciembre, enero y febrero, aunque también se registran algunas de menor medida en los meses de octubre y marzo. La zona baja del municipio, es decir, la franja comprendida entre la línea de costa y los 300 metros de altitud, aproximadamente, se caracteriza desde el punto de vista climático sobre todo por su aridez.
La vegetación es, por lo tanto, típicamente xerófila, siendo las especies más abundantes la aulaga (Launaea arborescens), la tolda (Euphorbia aphylla), la tabaiba dulce (Euphorbia balsamifera), el verol (Senecio Kleinia) y algunas especies introducidas, principalmente tuneras (Opuntia sp) y pitas (Agave americana). Destacan también algunos palmerales de Phoenix canariensis en el cauce de algunos barrancos (Barranco de Los Palmitos, El Caidero, etc.). Esta zona baja ha sido profundamente transformada desde la Conquista hasta nuestros días, por la implantación de los cultivos de exportación. En la zona de medianías (por encima de los 300 - 400 metros), se extendió hasta finales del siglo XV, el borde inferior del legendario "Bosque de Doramas", quedando hoy en día apenas algunos reductos muy degradados. Predominan en cambio los cultivos tradicionales (millo, papas, etc.), que aprovechan la mayor humedad de esta zona (cultivos de secano), así como un matorral de sustitución, fundamentalmente de granadillos (Hypericum canariense), que ha ido ganando terreno en los últimos años de forma paralela al abandono de la agricultura. En la ladera de los lomos circundantes a la ciudad de Arucas, encontramos también varias formaciones de eucaliptos (Eucaliptus sp.).